Queremos un cambio, pero no lo logramos. Hay una parte nuestra que dice que "sí" y otra parte que dice "no". ¿Qué podemos hacer con nuestra resistencia al cambio?
1. Necesitamos acercarnos a la parte de nosotros que no quiere ese cambio. No negarla, ni castigarla.
2. No asumamos por adelantado que esa parte que se resiste, está tratando de sabotearnos. Si bien podría ser cierto, en verdad es bastante raro. A menudo, la parte "saboteadora" contiene un mensaje importante, incluso sabio, acerca de nosotros mismos y ese cambio que queremos establecer. En otras palabras, esta parte contiene algo esencial en nuestra estrategia de cambio.
Además, cuando tachamos nuestra falta de progreso como auto-sabotaje, estamos tratando a nuestra inteligencia interior como una patología -hay algo malo en nosotros. Este enfoque añade más leña al fuego a la vergüenza que ya podríamos estar sintiendo.
3. Porque la represión interna se pasa por alto con tanta frecuencia, es esencial preguntarnos si el cambio que buscamos es algo que creemos nos hará "ver mejor" en la cultura dominante: blanca, patriarcal, capitalista, heteronormativa y neuronormativa. En este caso, nuestra resistencia al cambio puede ser un impulso saludable que resiste esa opresión.
4. Porque la auto-crítica es tan usual, podemos investigar si el esfuerzo para cambiar está siendo gatillado por una baja autoestima. Cuando esto ocurre, una saludable resistencia ayuda a impedir cualquier progreso que estemos buscando.
En resumen, si no estamos progresando hacia el cambio que buscamos, tenemos que mirar hacia adentro, hacia aquella inteligencia interior que no está alineada con aquel cambio. Si seguimos a ciegas, sin explorar estas dinámicas subyacentes, podríamos ser cómplices de nuestra propia auto-crítica, nuestra opresión internalizada, y de patologizar a nuestra inteligencia interior.
~Por David Bedrick, JD, Dipl PW¡
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